Friday, September 29, 2006

Gustavo Adolfo Bécquer: "El Rayo de Luna" (Romanticismo, Siglo XIX)


EL RAYO DE LUNA:
LAS PUERTAS DE LA RAZÓN


Una vez, el progreso, la ciencia, industrialización. Así mismo es como surge el deseo de evadir la época moderna que se presentaba como un obsceno pájaro en la noche.
Recordar viejos tiempos como la edad media, cruzadas, caballeros andantes y damiselas de virginales labios era entonces la consigna que les restaba a los librepensadores, a los que apabullaba en demasía la idea de convertirse en cifras, números, personal de trabajo, carne de industria, uniformes, filas, en una ciudad llena de sueños e ideales y esperanza de salir de la miseria de la cual quizás nunca saldrán.
Cada escritor moldeó este túnel de escape a su manera. Gustavo Adolfo Bécquer (S. XIX, 1836-1870) trabaja este cuento o relato, tal como dice al comienzo de éste " a los que nada vean en su fondo, al menos podrá entretenerlos un rato" desde el principal fundamento de este estilo, que es el uso del sentimiento por sobre la razón, el corazón por encima de la gris materia pensante. La historia de Manrique, enloquecido y obsesionado por un rayo de luna (metaforizado en una mujer o en locura de Manrique, es ahí donde predomina el uso del sentimiento y el ideal).
Cuando logra darse cuenta de que en realidad todo su esfuerzo se debía a un rayo de luna, pierde en cierto modo la alegría de vivir, renunciando también a la vida noble que tenía, como la participación en la guerra o sencillamente a casarse. Sus familiares lo tildan de loco cuando la realidad era que había recobrado la razón perdida durante su embeleso.

Sin embargo ningún escritor escapa a las situaciones de su vida personal, y Bécquer no fue la excepción. Su madre muere al poco tiempo de haber nacido Gustavo y su padre también, quedando a cargo de una de sus tías, donde estudia pintura, pero el joven no tiene talento artístico para desempeñarse en esta área, su verdadera pasión esta severamente marcada por las letras, sobre todo con la gran colección de libros que posee su tía, donde pasaba tardes enteras leyendo. Así se forma la mente literaria de Gustavo. Por otra parte, al independizarse conoce los desaires del mundo laboral lo que pone en aprietos varias veces su economía personal. Se enamora perdidamente de una joven, esta no le reconoce por lo cual cae en el desamor. Al tiempo se casa, pero nuevamente lo acechan los fantasmas de la desgracia, su mujer lo engaña con su hermano. Muere de una extraña enfermedad.
Esto nos plantea el paradigma del surgimiento de la poesía en el ser, nace en clara opción al suicidio del alma ante los sinsabores de la vida. Bécquer no tenía otra salida entonces más que convertirse una y otra vez en un suicida pretérito.
Sacro entonces el ritual de sentarse a escribir cuando fuere necesario, carpe diem era la forma de divisar el horizonte perdido. Cobijó su escritura en el estilo romántico puesto que por su tono casi depresivo y veces más que idealizador, adulador con la musa imperante, mas no por eso su poesía cae en la abismante caracterización de palabras rebuscadas.
Pero no nos enclaustremos en meros detalles técnicos. No caigamos en el lenguaje autómata que nos desangra cada día, que de eso es precisamente de donde venimos huyendo.
Bécquer quizás no retrata la vida de un sólo hombre en especial, sino de cualquiera, sacado al azar incluso desde un lugar aleatorio. El sentido de este cuento pueda tomarse literal o simbólico es exactamente el mismo: huir, aunque sea en apenas diez minutos de lectura del mundo actual (de esa época claro, pero igualmente podemos aplicar el mismo concepto en este sistema social).
Otra característica importante de este período literario es la idealización de la época medieval, dibujándose como una etapa de la historia digna a la cual volver.
En último punto, podemos reafirmar la inefabilidad de la palabra poesía (sin embargo atento lector, podrá usted rebatirme qué tiene que ver la poesía en relación a este cuento, cuya interrogante se soluciona en base a la metáfora -quiero creer que es metáfora- de la mujer de rayo de luna que es tan fuerte su imagen que basta para obsesionar a Manrique -aunque este personaje puede tomar cualquier forma y nombre-, convirtiéndose así en el suceso principal del cuento).
Algo se me quedaba en el tintero, Bécquer tenía claro su concepto de poesía -aunque se muera la devaluada significación de concepto- el cual recordemos brevemente:

"Qué es poesía,
me dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
Qué es poesía, y tú me lo preguntas
poesía... eres tú"





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